Thursday, June 18, 2009

Cierra un local de teatro.


Cierra el teatro Havanafama.

DIARIO LAS  AMÉRICAS. Por Luis de la Paz

 La base del capitalismo es el dinero. Casi todo (para no decir todo) debe regirse por ese principio; lo demás, las consecuencias de los errores que políticos y especuladores generan como ambiciosos usureros, eventualmente se ajustan (no importa a qué costo social), pero lo que prevalece es la inagotable fuente de generar riquezas. Esto se trae a colación porque el inmueble donde se encuentra situado el teatro Havanafama, ha caído bajo el control de un banco, y los inquilinos han tenido que desalojar los locales. En resumen, una institución cultural, Havanafama Teatro Estudio, cierra sus puertas.


Juan Roca, actor, director, escenógrafo y fundador de Havanafama Theatrical Company, sabe que el cierre es un fuerte golpe para los proyectos que la institución venía desarrollando. “Este año teníamos programado una trilogía de obras de Federico García Lorca”, afirma Roca. Para este mes de junio estaba anunciada una de las más seductoras obras de Loca, El público, pero el cierre detuvo los preparativos. “Ya habíamos adelantado bastante en los ensayos cuando comenzaron los rumores de que el banco tomaría posesión de la propiedad y que tendríamos que irnos. Esa realidad me hizo detener la producción, que es costosa y demanda mucho de los actores”. Luego le seguiría una nueva versión, de Bernarda, basada en La casa de Bernarda Alba. A mediados del pasado año llevaron a escena una riesgosa adaptación con varones haciendo los lorquianos personajes femeninos, añadiendo al montaje elementos del Kabuki, sobre todo en lo referente al maquillaje y el vestuario, para lograr una propuesta renovadora, que le valió el Miami Life Awards. El tríptico lo cerrarían Yerma.


Juan Roca creó su compañía en Los Angeles, California, en los años 1980, poco después de llegar a Estados Unidos durante el éxodo del Mariel. “Havanafama comenzó como un   divertimento, de una manera casual. Alguien propuso organizar un espectáculo con cantantes, bailarines, pedacitos de sketches que escribía el dramaturgo Raúl de Cárdenas. Más tarde lo presentamos en un restaurante y fue la prensa la que nos fue dando el nombre de Havanafama. Luego hago Las muchachitas de la sagüesera de Raúl de Cárdenas y así se fue consolidando la compañía”, recuerda el fundador de la agrupación.


En los albores del nuevo siglo, Roca se traslada a Miami, siempre con la idea de abrir una sala en la capital del exilio. Sus primeros intentos, casi siempre con obras costumbristas de De Cárdenas, comienzan a poner el nombre de Havanafama en el marco teatral de Miami, hasta que se relaciona con el actor Jorge Luis Morejón, quien a duras penas podía mantener el espacio cultural Cámara Obscura, el único centro para teatro alternativo de aquel momento; un sobrio local enclavado en el corazón de La Pequeña Habana, donde se presentaron interesantes propuestas, como Rabinal Achí, drama precolombino. Al marchar Morejón a Canadá, Roca se queda al frente de la sala y comienza a transformarla y a presentar una hábil combinación de comedias ligeras, festivales, como el del monólogo, y propuestas más desafiantes, como El último bolero de Cristina Rebull, La diva en la octava casa de Héctor Santiago y la obra de Lorca ya mencionada.


Poco a poco Roca transformó el lugar, imprimiéndole un aspecto de verdadero teatro. “En realidad hemos invertido mucho dinero para mejorarlo. Incluso hace dos meses, sin saber lo que estaba ocurriendo, construí un baño para el público”, comenta el director con el fastidio que significa la pérdida de recursos. Entre las innovaciones evidentes, está la construcción de una taquilla y la instalación de una marquesina para resaltar el teatro. En el interior levantó un escenario ...  a dos niveles, creo una escalonada gradería y elaboró una cabina para el manejo de las luces y la música.


El cierre de Havanafama es un duro golpe para el teatro en Miami. Como siempre ha ocurrido, abren y cierran salas, fracasan proyectos, mientras surgen otros, pero es algo que se siente. “El teatro me da vida, me da ganas de levantarme temprano y hacer teatro. El teatro me ha dado muchas alegrías y personalmente he hecho todo lo que he querido hacer”, dice Roca, añadiendo que el cierre “no es el fin de Havanafama”.


Roca ha establecido una relación profesional con Alejandro Galindo, que está al frente de Teatro América, donde ya han llevado a cabo algunos proyectos en conjunto, pero Roca no pierde las esperanzas de volver a tener su propia sala, donde pueda ofrecer un teatro alternativo. “En estos momentos de crisis generalizada no se sabe qué va a ocurrir mañana, pero te puedo garantizar que Havanafama renacerá”, concluye Juan Roca. 

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